por Mg. Rodrigo Borda
Durante años, los modelos de desarrollo deportivo, en especial el Long-Term Athlete Development (LTAD) propuesto por Istvan Balyi, han sostenido la existencia de "fases sensibles" o “ventanas de oportunidad” durante el crecimiento.
Según este enfoque, entrenar ciertas capacidades físicas dentro de estas fases produciría beneficios superiores, mientras que hacerlo fuera de ellas limitaría el potencial del joven atleta.
Este modelo ha sido ampliamente adoptado por federaciones, entrenadores y programas de formación, estructurando el desarrollo físico a partir de cinco “habilidades motoras generales”: fuerza, velocidad, coordinación, resistencia y flexibilidad.

Sin embargo, la revisión crítica de Van Hooren y De Ste Croix (2020) pone en duda estos supuestos, argumentando que la base científica del modelo es débil y que sus recomendaciones deben ser reconsideradas.
A continuación, se analizan cada uno de los supuestos del modelo a la luz de la evidencia.
¿Qué dice la evidencia?
Spoiler: No existen pruebas sólidas que validen la existencia de fases sensibles genéricas.
Los autores destacan que:
- No hay estudios controlados que demuestren que entrenar una capacidad fuera de su “ventana” reduzca el potencial atlético futuro (Ford et al., 2011).
- La mayoría de los estudios que sustentan las fases sensibles son transversales y no controlan adecuadamente el efecto de la maduración (Bailey et al., 2010).
- El propio modelo LTAD ha sido criticado en la literatura, pero estas críticas no fueron incorporadas en sus actualizaciones (Ford et al., 2011).
Aplicación práctica:
- No bases tu programación en calendarios de maduración genérica.
- Evaluá y adaptá tu planificación según el contexto real del niño o adolescente, considerando su evolución individual.
¿Existen las habilidades motoras generales?
Spoiler: Las habilidades motoras no son generales ni universales; son específicas de la tarea.

La idea de que se puede entrenar una habilidad como “fuerza” o “velocidad” de forma aislada no se sostiene:
- Las pruebas que supuestamente miden la misma capacidad, como la coordinación ojo-mano, presentan baja correlación entre sí (Ellison et al., 2018).
- La fuerza de prensión manual no se correlaciona con la fuerza de los miembros inferiores (Yeung et al., 2018).
- Diferentes tipos de pruebas de fuerza responden de forma distinta al mismo estímulo (Buckner et al., 2019).
Aplicación práctica:
- Evitá generalizar adaptaciones.
- Evaluá y entrená la fuerza, velocidad o coordinación de forma específica según el deporte, el gesto y el grupo muscular involucrado.
¿Cualquier método funciona dentro de la fase sensible?
Spoiler: No todos los métodos generan adaptaciones, incluso si se aplican durante la supuesta fase sensible.
El LTAD no especifica qué métodos utilizar. La evidencia muestra que:
- En niños, la pliometría mejora más la velocidad que el sprint tradicional (Rumpf et al., 2012).
- En adolescentes, combinar métodos (fuerza + sprint + pliometría) es más efectivo que uno solo (Moran et al., 2018).
- En algunas edades, el entrenamiento fue más efectivo antes del PHV que durante (Moran et al., 2018).
Aplicación práctica:
- Seleccioná cuidadosamente el método.
- No asumas que por estar “en la ventana”, cualquier tipo de estímulo servirá.
¿Las características del estímulo importan?
Spoiler: La duración, intensidad y estructura del estímulo son determinantes para la adaptación.
- Estirar 90 segundos de forma continua fue más efectivo que tres series de 30 segundos en niñas de 8 a 10 años (Donti et al., 2018).
- En adolescentes, la efectividad de la fuerza y la pliometría cambia según el volumen y la carga (Rodríguez-Rosell et al., 2017).
Aplicación práctica:
- Priorizá el diseño de la carga antes que la edad del niño.
- Controlá la intensidad, el volumen y el tipo de contracción para generar adaptaciones.
¿Todos los niños responden igual?
Spoiler: Existe una alta variabilidad interindividual en la respuesta al entrenamiento.
- Los niños con experiencia previa requieren estímulos distintos a los principiantes (Behm et al., 2017).
- Las diferencias genéticas explican parte de la capacidad de adaptación (Bouchard et al., 2011).
- La variabilidad en la respuesta al mismo estímulo es enorme (Ramirez-Campillo et al., 2018).
Aplicación práctica:
- Individualizá.
- Evaluá constantemente y ajustá según la evolución, más allá de la edad cronológica o madurativa.
¿Es obligatorio entrenar una habilidad en su ventana?
Spoiler: No entrenar una habilidad durante su ventana no impide su desarrollo posterior.
- Los deportes en sí mismos ya estimulan múltiples capacidades (Hammami et al., 2017).
- Juegos y deportes espontáneos mejoran fuerza, velocidad y resistencia sin planificación formal (Engel et al., 2018).
- El entrenamiento cruzado puede generar mejoras en capacidades no directamente entrenadas (Barnes & Kilding, 2014).
Aplicación práctica:
- No sobreespecialices.
- Permití que el niño explore múltiples actividades y habilidades.
- El desarrollo global se potencia a través del juego y la diversidad.
¿Cómo planificar sin fases sensibles?
Spoiler: La alternativa es entrenar todo, todo el tiempo, con énfasis variable según el perfil individual.
Van Hooren y De Ste Croix recomiendan:
- Entrenar todas las capacidades durante todo el desarrollo.
- Ajustar el énfasis según necesidad, contexto, experiencia y maduración.
- No especializar precozmente. Mantener programas integradores.
- Evaluar y adaptar el plan en función de la respuesta del atleta, no del calendario.
Aplicación práctica: Adoptá modelos dinámicos como el Youth Physical Development Model (Lloyd & Oliver, 2012), que permiten progresar de forma segura y específica sin depender de supuestas ventanas rígidas.
Conclusión
El modelo LTAD de Balyi fue pionero en destacar la importancia del desarrollo a largo plazo y la maduración biológica. Pero su noción de fases sensibles genéricas carece de respaldo empírico robusto.
Hoy sabemos que las adaptaciones al entrenamiento son específicas, dependen del método, del estímulo y del perfil individual del joven.
El desafío actual es evolucionar hacia una programación más individualizada, específica y basada en evidencia real.
Entrenar todo, todo el tiempo, con sentido y propósito, parece ser una propuesta más sólida.
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Referencias
- Bailey, R., Collins, D., Ford, P., et al. (2010). Participant development in sport: An academic review. Sports Coach UK.
- Balyi, I., & Hamilton, A. (2005). Long-Term Athlete Development: Trainability in childhood and adolescence. Windows of opportunity. Optimal trainability. National Coaching Institute British Columbia & Advanced Training and Performance Ltd.
- Balyi, I., Way, R., & Higgs, C. (2013). Long-Term Athlete Development. Human Kinetics.
- Barnes, K. R., & Kilding, A. E. (2014). Strategies to improve running economy. Sports Medicine, 45, 37–56.
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